![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-Rg_uC6orsEF22mlxRy5wFSTAgMCIivjyclxxN5kLHxjstyHWQhdnQ47V0NsYmnIgPFJ89y2cdQi2beAUWZhN5vasDiK7iPMkSQ7-mCcKGSiBL-h00C07xdZ4ruNM1AJog2azwOlGm6U/s320/fake+froit.jpg)
Una fábrica en el norte de México, que hace frutas de papel maché, cuyo dueño es estadounidense y cuyas trabajadoras, todas mujeres son mexicanas, podría caer en el cliché del folklore mexicano o la explotación de las trabajadoras mexicanas, pero no cae en ninguno de estos. La cámara a lo largo del documental, se concentra principalmente en las frutas y las manos que las están haciendo, va siguiendo todo el proceso hasta que las terminan. Mientras vemos como se elaboran las frutas, escuchamos a las mujeres que las hacen, como hablan de los hombres y el sexo, y notamos que su trabajo no es un trabajo de explotación en el que ellas se sientan atrapadas, nos enseñan como un día que va el patrón, las invita a la alberca y tienen un día de “campo”. Al mismo tiempo que nos va revelando la forma de trabajo y el ambiente de trabajo, van apareciendo los colores, poco a poco las trabajadoras van pintando las frutas y con ellas aparecen los colores tan vívidos por los que son conocidas.
La analogía entre los colores y la forma de trabajar nos muestran el folklore mexicano de una manera innovadora, y una forma de trabajar que no es normalmente la que se conoce en México, si no completamente lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario