domingo, 30 de mayo de 2010

Crónica de un Verano – Jean Rouch (1960)


Jean Rouch retoma a dos de sus personajes de La pirámide humana, para hacer un experimento social, en el que vemos como vive la gente en París. Esta pelícual es un encargo de Edgar Morin, quien junto a Rouch se encargan de abrir la película con una discussion sobre si se puede actuar naturalmente frente a una cámara o no. Lo que continua, es un censo de los parisinos en la calle, si piensan que son felices o no. Toman varios personajes en los cuales centrarse, los más distinguidos siendo un obrero, Angelo, y un grupo de jóvenes que se juntan para discutir la situación actual.

Morian, no dejó que el documental fluyera de una manera natural, ya que en vez de que la gente entrara fortuitamente al grupo de personas que prestaron su voz y expresaron sus opiniones a lo largo del documental, incluyo de forma forzosa a jóvenes que pertenecían a el grupo de Socialismo y Barbarie, dejando a Angelo como uno de los personajes más fieles, que además, se presta para este papel, que fluye muy naturalmente, sin tener problemas al enfrentarse con la cámara.

Otro momento muy fortuito, es cuando los jóvenes estan platicando, Landry les está intentando explicar la situación de los negros en África, y la diferencia de cómo conviven allá y cómo conviven fuera de África. Luego Landry quien les ha intentado explicar esa forma de vida, pregunta por el número que lleva Marceline en el brazo, ella explica que es de cuando estuvo en un campo de concentración, y se siente la incomodidad de todos, pero al mismo tiempo, la sinceridad, y un cierto catarsis en la historia.

Varias situaciones son empujadas por la cámara y sus creadores, y ellos no buscan esconder sus huellas, si no dejan que fluyan y que a pesar de un empujon que pueden haber dado, lleven el camino que deben llevar libremente.

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